Man of Steel
Estados Unidos / Canadá / Reino Unido
143 minutos
A veces la vida te mete unas paradojas por el orto que tienes que efectuar tus deposiciones de pie durante un mes: ¿Cómo es posible que una película haya costado 225 millones de dólares y a la vez no valga un puto carajo? Pues es posible. Mas aún, es REAL. Acabo de ver el nuevo remake-repetido-de-nuevo-una-vez-más-vamos-a-hacerlo-igual-por-si-acaso-no te-acuerdas-de-la-antigua-extended-versión de Superman, y efectivamente, constato, ratifico y reitero que ha costado un ojo de la cara, pero no vale ni para limpiarse el ano.
No es que me sorprenda, ni me lleve las manos a la cabeza, tal y como está el percal últimamente, pero joder, que yo soy de esos habitantes del mundo occidental, capitalista a muerte y amante de coleccionar bienes materiales sin mesura y jamás me ha importado un pepino la Intermon Oxfam esa. Y hoy me ha importado. Tamaño desperdicio de dinero me ha importado. Esto daba para muchos paquetes de arroz, leñe.
EL HOMBRE MIERDERO (THE MAN OF SHIT)
Empezaremos con lo bueno que acabaremos antes. El hombre de acero rezuma y salpica inmundicia a toneladas, pero no se le puede negar una gran virtud: lo tengo a huevo para contároslo de pe a pa sin explicar prácticamente nada. Abajo tenéis la lista de cosas que no se han visto en anteriores películas de Superman:
Superman lleva barba de mendigo.
Superman no lleva gallumbos rojos
Perry White es negro.
Jonathan Kent es retrasado mental.
Salen naves con rayos azules tipo Skyline.
No es una “S”. En realidad significa “Just Do It”
Y ya está. El resto es todo repetido y fotocopiado. Os veis las dos primeras películas de Christopher Reeve, desordenáis las escenas imbécilmente (MUY IMBÉCILMENTE) y ya tenéis la línea argumental completa de El Hombre de Acero.
Y dicho esto, ahora que estáis en situación y que me he ahorrado tener que hacer explicaciones al margen de todos los spoilers que os voy a meter sin el menor escrúpulo a partir de este punto, paso a destruir con toda mi mala sangre esta puta mierda (¿cómo? no, no, aún no he empezado a encabronarme, los improperios de antes sólo eran la introducción).
“ESTE ZURULLO ES MUY GRANDE” “PUES HAZ QUE SEA PEQUEÑO” (imposible)
El hombre de Acero es probablemente la película cuyas pretensiones son más inversamente proporcionales al resultado final que me he tirado en la puta cara. Si la grandilocuencia y la pomposidad tuvieran masa, la Tierra se desviaría violentamente de su órbita cada vez que se proyecta esta mierda, rebotando por el universo como una pelota de ping pong. A tales extremos llega que la película no tiene absolutamente ninguna cohesión narrativa salvo las frases pomposas con las que intentan justificar (y encima se creen que lo consiguen) las imbecilidades que ocurren a cada escena y que los actores recitan con inmutable cara de habérseles muerto la abuela, y por supuesto, con la lobotomizante banda sonora zumbándonos los oídos con el CHAAAAAAAAAAAAAAN, CHAAAAAAAAAAAAN de rigor (dos notas nada más , “chaaaan” y “chaaaan”) como para meternos con taladradora en el cerebro que todo, absolutamente todo lo que dicen, es híper grave e importante a escala planetaria. Todo es épico aquí, todo es trascendente, y todo es ECPESTACULAR NENG. Pero como viene siendo costumbre, en realidad es todo una cáscara de heces recubriendo un oloroso pedo, no tarda en estallarte en la cara con toda su pestilencia cuando rascas un poco la superficie…
¡¡¡LÓGICA Y SUTILEZA, ARRODILLAOS ANTE NOLAN!!!
Y eso es lo que sale cuando rascas, un nombre que cada vez más es sinónimo de “coñazo”, de “ladrillo” y de “pretenciosidad sin límites” pero que en esta ocasión más que nunca es sinónimo de ridiculez, de grandilocuencia absolutamente hueca y de ausencia total de contenido. Ese nombre es, por supuesto, Christopher Nolan. Un tipejo que se está revelando como un auténtico cáncer para Hollywood en fase de metástasis. Un hombre que multiplica todos los excesos que carcomían The Dark Knight Rises y los convierte en un auténtico bombardeo de chorradas pomposas y diarrea verbal ridícula. Nolan y su amiguito Goyer ¿construyen? un ¿guión? en el que como siempre intentan concentrar ochenta cosas diferentes sin profundizar en ninguna, en el que la verborrea ya no dificulta las acciones físicas, es que directamente está ahí para justificar chapuceramente la incoherencia o incluso la ausencia de las mismas, y en el que todo es oscuro y triste y seriote y COÑAZO QUE TE CAGAS, pero sobre todo, absurdamente caótico.
¿Poca luz en los posters? ¡PELIGRO, NOLANADA A LA VISTA! ¡HUYAMOS!
Y es que el guión está realizado con tanta negligencia y desorden que se pilla los dedos continuamente y a cada momento abre temas y tramas que se abandonan o desarrollan a medias o bien establece puntos que se contradicen automáticamente sin ningún sentido. Y no voy a marcarme la sobrada de las comparaciones y de si este remake infecto viola esto o lo otro como un vulgar fanboy enloquecido que ya sé que os mola mucho. Estamos ante una película que se viola a si misma por lo chapucera y subnomalmente realizada que está. Empezando por la versión más absurda y ridícula de la destrucción de Krypton que podáis imaginar (de la que luego hablaré), y siguiendo con las motivaciones y acciones de los personajes incomprensibles para nadie salvo los iluminados de los guionistas.
Por ejemplo, no falta el chirriante panfleto: “la gente teme lo que no comprende y por eso Superman debe permanecer oculto al mundo”, que luego es una simple chifladura de Jonathan Kent, Y NADA MÁS. Presenciamos apabullados cómo el pobre crío recibe una reprimenda por salvar a sus compañeros de clase de morir ahogados cuando recibe la visita de uno de ellos y su madre que están ABSOLUTAMENTE FLIPADOS Y MARAVILLADOS a la par que AGRADECIDOS. “¿Has visto la cara de esa mujer?, tenía miedo de ti Clark”. Y te quedas pensando “¿PERO QUÉ COÑO DICE ESTE DEMENTE Si hasta sonreía como una gilipollas? Jajajajaja NI LOS ACTORES SE CREEN EL PUTO GUIÓN DE MALO QUE ES. Y es que, desde luego, Kevin Costner se ha metido de cabeza en el nicho con este papel, qué personaje más bochornoso por dios. Si antes su carrera estaba hundida, a partir de ahora va a necesitar un batiscafo para soportar tanta profundidad. El pobre está en el fondo de una sima oceánica. De aquí no lo saca ni Tarantino.
¿¿¿EING??? ¿¿¿HUNDIDO YO??? ¡ESPERAD A QUE ARREGLE EL TRIMARÁN, QUE OS VOY A DAR DE HOSTIAS A TODOS!”
Luego no me extraña que Jonathan Kent tenga la muerte que tiene, una de las escenas mas ridículas y vergonzantes jamás rodadas, en la que el estúpido viejo intenta salvar a un perro cuando un tornado arrasa el pueblo, se queda atrapado y cuando Clark se dispone a salvarle, lo cual podría hacer sin problema y sin ser visto usando la SUPERVELOCIDAD como TODO NIÑO DE 10 AÑOS SABE, él le dice que no, que le deje morir para guardar su secreto y estupefactos vemos su sonrisa senil mientras el viento huracanado digital se lo traga. Ojo a la frase pomposa justificante que es de antología, a ver si podéis decirme en qué clase de puto cerebro atrofiado cabe su concepción:
“Dejé morir a mi padre porque confiaba en él”
Más inmundicias. Cuando Lois Lane (interpretada por Amy Adams con la mayor cara de atontada que no se entera de nada que jamás se ha visto; no se salva ni por guapa) descubre la identidad de Superman y le planta un cojonudo reportaje a su jefe con pruebas y todo, en vez de felicitarla se come un buen marrón y casi la despiden por hacer su trabajo porque “sería algo terrible lo que pasaría si la gente se enterara de que existe alguien así”. Luego llega una ejército de Kryptonianos MALOS en naves espaciales invasoras y NO OCURRE ABSOLUTAMENTE NADA. Ni pánico, ni histeria, ni saqueos en masa, NADA. Todo el mundo tranquilito en su casa viendo las noticias. Por cierto, esto que ya de por sí es ridículo, además multiplica por infinito la estupidez de la subnormalidad de la muerte de Jonathan Kent, puesto que ya veis lo que ha durado el secreto de los cojones…
“Zeñor, zoy alumna del colegio de educación ezpecial Zagrado Corazón de Jezú, ¿me da unoz dineroz para que yo y miz amigoz podamoz ir de ezcurzion al Aqualeon?”
Pero esto no sería un guión de Nolan y Goyer si además de gilipolleces no tuviera toneladas de filosofía de pacotilla y “metáforas” incrustadas a martillazos PARA QUE TE CREAS QUE LA PELI ES BUENA SÍ O SÍ. En el Hombre Mierdero tenemos que Superman es el nuevo Jesucristo (toma ya). Te restriegan por las narices y te frotan bien con lejía y estropajo hasta irritarte los ojos que Superman es como un dios y un nuevo Mesías para la humanidad (el plano en que abre los brazos en plan crucifixión en mitad del espacio es para tirar un cóctel molotov a la pantalla del cine) verbalmente y con frases pomposas porque como dije antes, la película tiene tanta sutileza como un puticlub nigeriano, pero esto no hace más que provocar la más estentórea carcajada cuando te paras medio segundo a pensar que Superman en la película tiene de líder de masas y de inspiración divina para la Tierra lo mismo que el tío que toca el acordeón en el metro. Se hacen más de notar, y protegen y lideran más a la gente los soldados del ejército americano que el subnormal de la capa que se tira 30 años sin dar un puto palo al agua y sale de su puto escondrijo sólo para ocasionar más destrucción él solo que cuatro bombas atómicas.
¡¡¡UUUUUH, ABRE LOS BRAZOS COMO YISUS, QUE OBRA MAESTRA DE PELÍCULA NENG!!!
En serio, ¿se puede causar más vergüenza ajena que unos tipos que son capaces de meter en un guión “metáforas” más bastas que una compresa de papel de lija?
La diarrea mental y el cagadero de ideas inconexas metidas a presión que muchas veces se contradicen y van en detrimento unas de otras es constante, y el único recurso para intentar disimularlo que tienen los guionistas es esa especie masturbación verborreica que enloquece a Nolan, que se cree que poniendo frases grandilocuentes (según él, porque la mayor parte son chorradas subnormalescas, solo tenéis que quedaros con la perla que os he dejado antes sobre la muerte del padre), nos vamos a tragar las GILIPOLLECES que ocupan del primer al último fotograma de película. Es que no hay absolutamente ninguna secuencia, NINGUNA que no se resuelva a golpe de “porque yo lo valgo” o soliloquio forzado metido con calzador. Y sí, digo soliloquio, porque aquí no hay conversaciones, ya lo dije antes, aquí hay actores soltando frases por turno a ver cual es más trascendente y épica, nada más.
Y el colmo de esto ya es ver a Russel Crowe , interpretando al “holograma” o como lo llamen aquí del difunto Jor-El (y por lo tanto con permanente cara de muermo porque los hologramas son inexpresivos como todos sabemos), que sirve de pirula multiuso para que, por ejemplo, la huida de Lois Lane y Superman de la nave-cacahuete de Zod esté chupada (les guía por la nave, abre las puertas y activa cápsulas de escape, solo le falta ponerles el abrigo para que con cojan frío cuando salgan) y no tenga la más mínima emoción.
-¡Ay que se me ha escapado un pedo y he movido un músculo de la cara sin querer…!
– ¡Corten! ¡A repetir la toma!
La película además es muy seria y muy dramática y sobre todo, muy realista (y ECPESTACULAR NENG), pero no os confundáis, que sea realista no implica que tenga sentido alguno de la realidad. Sólo significa (según Nolan y Goyer) que más aburrida y gris a matar, y sin puta gracia, pero lo que se dice sentido de la realidad, cero patatero.
Más bien el guión pliega, retuerce, mutila, viola y riega con orina el sentido de la realidad, cada vez que le sale del orto, en especial manejando absurdamente el número de personajes existentes a conveniencia. Así, Zod viene con un ejército, pero de la nave sólo bajan tres, el resto se quedan haciendo el tonino en las naves mientras la superjamona (la que vendría a ser Ursa, pero aquí tiene otro nombre, Farala o algo así, como el eau de toilette de los 80) se mete unos palizones de matar gente que debería cobrar horas extra. Hay por ahí otro personaje que le acompaña pero que no habla ni hace ABSOLUTAMENTE NADA y no se quita el casco en toda la película (supongo que por vergüenza, no quiere que su familia le vea haciendo ese papel tan estúpido que no tiene ni nombre), que yo al principio llegué a pensar que era un robot o algo. Y por supuesto está Zod, que se pega EN RIGUROSO SOLITARIO con Superman, mientras todos sus ayudantes y esbirros desaparecen de la película.
Tenemos chica nueva en la oficina,
que se llama Farala y es divina
Es elegante, independiente, sonriente, inteligente, mata a la gente,
es juvenil…
¡Ella es así!
El bando humano no se libra de los recortes tampoco. El despliegue militar ante una invasión extraterrestre que amenaza con aniquilar a la raza humana se reduce a unos pocos aviones y vehículos (digitales) supeditados a las órdenes de un oficial con cara de agrio (el afroamericano numero 28 de Matrix 2 y 3 que es un borde en todas las pelis en que sale) y un soldadito Gi.joe (el Elias Koteas de Asylum) que parecen unos pobres pluriempleados, apareciendo en todos los puntos donde hay intervención militar acompañados de cuatro tristes soldados de infantería y dos tanques que siempre acaban espachurrados por la superjamona para ser sustituidos en la siguiente escena por otros cuatro mindundis y dos tanques más. Todo es absolutamente pobre y es por esa especie de necesidad desesperada de reducir las escenas a un duelo de máximo dos individuos con un puñado de borrones de fondo porque Nolan es INCAPAZ de idear (ya no digamos de dirigir) una escena coral con más de dos personajes con cara y ojos interactuando con el medio. La película entera parece uno de esos teatrillos de marionetas en el que no caben mas de dos muñecos a la vez sin que se líen las cuerdas.
“Estoy cabreado. Yo siempre estoy cabreado. EN TODAS LAS PELÍCULAS ESTOY CABREADO.”
Esto en cuanto a sentido de la realidad, pero es que el sentido del ritmo queda totalmente pisoteado, lapidado y sumergido en el detritus también. Entre el fusilamiento de flashbacks DESORDENADOS que te meten la primera mitad de película, y las tramas de personajes secundarios y de reparto (algunos de ellos auténticos DON NADIES) que surgen espontáneamente cual humedades del techo en otoño que no cortan, CERCENAN la trama principal cuando le sale de la polla al montador (por cierto, otro que se merecería un par de parrafitos, pero no quiero que esto se haga tan eterno como la puta película); El Hombre de Acero es una colección de bajones que te hunde en el sopor más ladrillesco. Y para cuando Superman hace una pausa en la batalla final para irse a su granja de Kansas a charlar con su madre (Diane Lane en modo declive alarmante) un ratillo mientras Zod y su ejército se petan el planeta, ya estás buscando cantos afilados por la butaca del cine para abrirte las venas.
Antes he dicho que la película no tiene ni puta gracia, refiriéndome a la ausencia total de sentido del humor, y me reitero: NI PUTA GRACIA. Pero eso no quiere decir que se corten de poner la guinda al pastel con el chiste más apestoso del universo en el peor momento posible. Atentos ¿eh? En mitad de la batalla final, con media ciudad arrasada y cubierta de cadáveres calcinados, con dos cojones, hacen un Kit-Kat, Amy Adams agarra a Henry Cavill le da un beso de cartón piedra y ambos se dicen lo siguiente:
Lois: Dicen que después del primer beso todo va cuesta abajo.
Superman: Eso debe ser después de besar a un humano.
¡ANC! ¡ANC! ¡ANC! (risa de mongolico profundo) UMOOOOOOOOOORR Y AMOOOOORR A LA MISMA VES!!!! ANC! ANC! Por dios… sólo faltó que pasara un vendedor de perritos calientes por allí (sorteando los esqueletos humeantes con su carrito) y dijera alguna parida en plan cameo de Stan Lee en las pelis de Marvel (SIN PUNTO DE COMPARACIÓN, pero es para que os hagáis una idea), para que literalmente ME MURIERA DE VERGÜENZA en la butaca del cine.
Definitivamente, ni la sutileza, ni el tacto, ni la sensibilidad, ni el buen gusto, los responsables de este montón de mierda desconocen siquiera lo que significa ninguno de esos conceptos “-oye tronko, que los tontos espectadores dicen que no hay humor – pues metemos un chiste que te partes en el primer hueco sin explosiones que no salga urgle, urgle…” “-oye que no sé como cargarme al viejo de Superman -pos que se lo trague un tornado, pero pon a un perrico por ahí pa que dé mas pena”. Y así toda la película, metiendo las cosas porque sí, sin la más mínima razón de ser, y rematado con un bombardeo constante de chorradas del tipo “Kal, eres una luz para ellos” (menuda luz de mierda que sale sólo cuando llega el matón de Zod e informa a toda la tierra de quién es), “Hijo, te temen porque no comprenden tus poderes”, “Si el mundo es demasiado grande haz que sea pequeño” (esta subnormalada la dice Martha Kent al pequeño Clark cuando el director del cole la hace venir porque su hijo se ha encerrado en el lavabo presa de la histeria debido al descontrol de sus poderes; me despollé vivo). Una completa aberración de guión, que te aburre, te satura y te saca por completo de la película haciendo que lo único que te importe de toda esta mierda es que no se prolongue hasta el infinito como aparenta que va a hacer.
Y ahora me vais a permitir que me recochinee bien de lo que van diciendo por ahí algunos pobres almas de cántaro…
El guión, y eso quiere decir que los actores HACEN Y DICEN LO QUE TÚ HAS INVENTADO Y ESCRITO, es de Mongolan y Gayoler, pero estos dos en realidad no pinchan ni cortan nada, la culpa de todo es de Jon Peters, el implacable y cuasi divino ex peluquero de Barbara Streisand, que fiel a sus principios exigió sus requisitos inamovibles, aquellos por los que el zampabollos de Kevin Smith se negó a pasar y por eso su carrera acabó así de mugrienta (si no sabéis de qué cojones estoy hablando, pinchad en este enlace):
un oso polar (sale)
una araña gigante (también sale, es la máquina jodeplanetas de Zod)
que superman no lleve el traje (apenas lo lleva)
que superman no vuele (durante más de media película tampoco lo hace)
“Si me dais esto, os dejo hacer lo que queráis con la película” dijo el todopoderoso y magnífico Peters, “como si sodomizáis a Superman”. A lo que Nolan, salivando como un esquizofrénico contestó:
“David ve poniéndote el condón de Kryptonita que nos vamos a petar al pipiolo de la capa…”
Y Superman fue dolorosamente enculado.
Y bueno, ya sin ironías ni sarcasmos, los inocentes que aún crean en Santa Claus y piensen que el responsable para bien o para mal de todo esto es Jon Peters que sigan en su nube si quieren, para mí es bastante menos culpable el anormal que financió y aprobó esta basura (que por cierto actuó en consenso con dos productores ejecutivos más y que básicamente sólo dijo “sí” cuando le enseñaron el cheque) que los descerebrados que le dieron forma al guión y a la historia, en colaboración con dos tunantes más, de los cuales, tranquilos, no me olvido:
HANS ZIMMER, EL HOMBRE QUE COMPONE EN CÓDIGO BINARIO
“Unos y ceros es lo único que necesita este portento para escribir sus partituras. Por eso le elegí. Porque el código binario es la esencia de la vida, es el alma de las cosas, es la puta hostia en verso…”
Si existe una justificación para tamaño zurullo de banda sonora es que en algún momento Christopher Nolan (ESE METAFÍSICO DEL CINE) dijo eso que acabáis de leer o algo parecido. Y no hay más. Porque para que exista algo tan malo y que el responsable encima cobre por ello no puede haber más explicación que haberlo hecho aposta. Pero que puta tortura de banda sonora rediós…
Unos y ceros, unos y ceros, o lo que es lo mismo: CHAAAAAAN, CHAAAAAAAAAAAAAAAAN, CHAAAAAAN, CHAAAAAAAAAAAAAAAAN, CHAAAAAAN, CHAAAAAAAAAAAAAAAAN… a todas horas, cada minuto, para todo, cuando hablan, cuando mueren, cuando explotan, en los créditos, en los anuncios de Movierecord, cuando vuelves a tu casa intentando olvidar, CHAAAAAAN, CHAAAAAAAAAAAAAAAAN, CHAAAAAAN, CHAAAAAAAAAAAAAAAAN, CHAAAAAAN, CHAAAAAAAAAAAAAAAAN… Una cacofonía que no se para ni un segundo, que parece metida ahí para evitar que te duermas arañándote los tímpanos sin piedad, CHAAAAAAN, CHAAAAAAAAAAAAAAAAN…
CHAAAAAAN, CHAAAAAAAAAAAAAAAAN,
CHAAAAAAN, CHAAAAAAAAAAAAAAAAN
ZACK SNYDER, ESE PROSTITUTO…
Ah ¿Que os creíais que iba a salvar de la quema a este gilipuertas? Jajajajaja, debéis pensar que cobro por lo que hago…
Zack Snyder, a quien no se le pueden negar trabajos anteriores de impecable factura técnica (y esto incluye Sucker Punch, que es una incontestable lección gráfica de cómo se coreografía una escena de batalla multitudinaria y de cómo se orienta perfectamente al espectador en un plano tridimensional a través de la cámara desde el principio hasta el fin de una secuencia), se sienta en esta ocasión en la silla de “director” (que seguramente incorporaba en el asiento un dildo modelo Lex Steele con 8 funciones de vibración incluyendo el modo “Total Ass Destroyer” para sodomitas masoquistas avanzados) para perpetrar un pastiche de mediocridad y sosez aliñado con filtros plateados y efectos de polvo y herrumbre absolutamente gris y plano, una colección interminable de planos medios y cortos estáticos cuando los personajes hablan (tres cuartas partes de la película) y del mismo ángulo de Superman volando repetido las pocas veces en que esto pasa.
En Hollywood cobrar el cheque por no dar palo al agua tiene un precio… que algunos están encantados de pagar.
Olvidaos de impresionantes planos secuencia, movimientos panorámicos y coreografías bien planificadas. La holgazanería y la ausencia total de ganas de trabajar en las secuencias de acción y de efectos claman al cielo escandalosamente. Cuando ves el absoluto descontrol en la dirección de extras (esas personas que de pronto se ven de fondo paradas mientras los edificios se derrumban, o peor, que se quedan mirando con gran interés como si les gustara el espectáculo, dejando claro una vez más el daño que hace tanta postproducción y que los actores no pisen un puto decorado real en todo el rodaje ni sepan realmente lo que está pasando en esa escena, porque todo se decide dos meses después en la pantalla de un ordenador), cuando presencias cómo el uso del flashback es tan pésimo y caótico que se convierte en una especie de autospoiler (¿de qué cojones nos sirve un plano de detalle en el que se revela que el pequeño Clark ha aplastado una barra de hierro con la mano sólo porque estaba asustado cuando un buen rato antes, en otro flashback, ya lo hemos visto rescatar un autobús del agua?) y cuando te percatas de que los actores están tan perdidos y aburridos y tienen tan poca química entre ellos que cuando están hablando frente a frente parece que sean dos monólogos intercalados filmados en sitios distintos (en especial la relación Lois-Superman es LAMENTABLE; es tan condenadamente gélida e impersonal que parece que la haya escrito el brazo mecánico de una fabrica de coches, y encima rematada con el chistecito más infecto y hediondo visto en años); en definitiva, cuando ves cómo al director le importa tan poco lo que está contando que consigue que a ti te importe incluso menos, te llegas a preguntar dónde está Zack Snyder, el director de 300 y Watchmen y quién es el monigote a sueldo que está suplantando su nombre en los créditos de este puto bodrio.
“¡Qué bien que nos lo pasamos ‘chando pienso a los poooollos…!”
Joder, si la tía se está partiendo de risa, mirad su puta cara coño…
Luego despiertas del sueño y te das cuenta de que Snyder simplemente ha cobrado el suculento cheque y se ha abierto él solito con placer los cachetes del culo antes de apoltronarse. Mercenario de los cojones, a Nolan y Goyer seguramente les pegaron de pequeños, pero ¿tú? ¿cuál es tu excusa?
Y ahora que ya me he cagado a gusto en los impresentables que la han perpetrado, me voy a despachar con la película en sí.
SUPERMAN, EL INÚTIL DE ACERO
El hombre de acero nos muestra el superhéroe con la mitología más idiota jamás vista. A saber:
A causa de su infancia traumática, en la que el acoso escolar y las broncas que su senil padre adoptivo le cascaba por atreverse a salvar a las víctimas de accidentes con sus poderes, Kal-el se convirtió en un deshecho social y pasó buena parte de su adolescencia vagabundeando por los lugares con peor climatología de América, para terminar de vuelta en la granja Kent en Kansas donde se dedicó a no dar palo al agua hasta los 33 años, cuando su congénere el general Zod llega a la tierra con su flota Skyline reclamando que se entregue.
“¿AYUDAR A LA GENTE? ¡¡¡CACA!!!, ¡ESO NO SE HACE!”
Además de ser un Super NiNi, criarse en la América profunda le ha supuesto a Kal–El convertirse en un auténtico descerebrado sin gota de sentido común. Así, cuando llega la hora de pelearse con el general Zod, le importa un carajo todo, él se encabrona y que lluevan las hostias, y cuantas más cosas rompamos mejor que mi polla es muy grande y me aprietan los leggins. “¿Cómo? ¿Qué cuando empieza la pelea estamos en los campos de Trigo de Kansas y no hay nadie en varias hectáreas? ¡NI DE COÑA! Ahora mismo cojo al Zod este, me lo llevo volando y lo estampo contra la gasolinera del pueblo para calentar el ambiente, y luego seguimos ahostiándonos en mitad de la calle destruyéndolo todo, para que la gente flipe con nuestro poder y se acojone al ver sus hogares destruidos y sus familias en peligro.”
“¡¡¡QUE TE METO UN MECO NEEEEEENG!!!!”
Por supuesto en la batalla final, repetición de la jugada pero más gorda. La araña gigante come planetas ha dejado una extensa área de Metrópolis arrasada y calcinada, convertida en un solar lleno de cadáveres y con poca luz. Pues nada majo, mejor vete a otra zona de la ciudad que esté intacta y llena de gente para seguir destruyendo edificios y causando víctimas mientras le partes la cara al tunante ese. Sobre todo no te quedes en la zona devastada que hay mucho humo y te puedes intoxicar. Después, cuando Zod esté a punto de quemar a una familia de subnormales que se quedan quietos como estatuas con su visión calorífica, asesínalo impunemente retorciéndole el pescuezo de entre las miles de cosas que podías haber hecho mientras le tenías inmovilizado como por ejemplo…TAPARLE LOS OJOS, SUBNORMAL.
Y tranquilos que después de rayarnos casi media hora al principio de la película con que los humanos temen a Superman por sus poderes y tal, ahora resulta que, después de la hecatombe que has montado actuando sin ningún cuidado, ABSOLUTAMENTE NADIE SE QUEJA NI TE TEME NI TIENE NADA EN TU CONTRA. El dilema moral ya no existe. Otros 20 minutos que nos estafaron Nolancito y compañía con sus mierdas que no van a ninguna parte, COMO SIEMPRE.
Resumiendo: un Superman que no ayuda a la gente porque está feo, al que parece que le guste propagar la destrucción lo más posible cuando hace uso descontrolado de sus poderes, y que permite que su senil padre adoptivo se vaya a tomar por culo sin mover un músculo de la cara. Debería ser policía nacional y llamarse Torrente el hijoputa. Menuda mierda de Superhéroe.
KRYPTON, UN PLANETA DE DEFICIENTES MENTALES
Al inicio del filme asistimos a los últimos días (más bien minutos) del planeta natal de Superman. Ya desde este momento reina la estupidez y las absurdeces se apoderan de la pantalla. Resulta que en el cerebro enmugrecido de los guionistas, el pueblo de Krypton se dedicó antaño a la exploración y explotación de otros mundos, a los que envió durante años avanzadillas y naves exploradoras. Pero un buen día decidieron abandonar la exploración planetaria porque sí, y empezaron a consumir los recursos naturales, provocando que el núcleo del planeta se colapsara y que Krypton estallara. Repito para los que estéis flipando: Se abastecen de recursos externos, un día dejan de hacerlo porque les da la real gana y COMO CONSECUENCIA DIRECTA DE ESTO, EL PLANETA ESTALLA Y MUEREN TODOS.
Y además se quedan a verlo, que les mola mazo.
Paralelamente, y como suicidarse a escala planetaria parece que aún es poca estupidez, el líder de las fuerzas armadas del planeta lidera un golpe de estado contra los dirigentes a escasas 24 horas del estallido, y concentra sus esfuerzos en intentar cargarse a Jor-El, por haberse atrevido a concebir un hijo a la manera tradicional (follando) y no en probeta como hacen por costumbre en ese mundo de anormales. Juntamos golpe de estado, cochina envidia por descubrir que el vecino folla y tú no y que el planeta hace pum, todo a la misma hora y ya tenemos el génesis de Superman según Goyer y Nolan. Absolutamente Genius.
Aunque ya con las primeras imágenes de presentación queda claro que no tenían ni la más puta idea de qué hacer o de qué tipo de mundo alienígena querían representar. Se supone que si Krypton es un mundo cuyos habitantes han esquilmado tanto los recursos naturales que el núcleo se ha colapsado y va a estallar, tal y como nos cuentan. Lo humanamente lógico pues, es que nos muestren un planeta árido o desértico y/o invadido por la tecnología industrial y los edificios, y no una especie de Isla paraíso con dinosaurios y pájaros gigantes lleno de vegetación y vida salvaje que es lo que se ve.
Pero agarraos que vienen curvas, esto no ha terminado. “¿Avanzadillas has dicho antes? ¿exploración? ¿cómo? Ahhhh esto es que habrá mas kryptonianos por ahí sueltos, Supergirl y tal, mmmmh minifaldas y tetas…” Jajaja pobrecillos. Atención ¿eh? que esto es fuerte: Cuando abandonaron la exploración espacial dejaron a los puestos avanzados LITERALMENTE ABANDONADOS A SU SUERTE, y a los astronautas Kriptonianos olvidados en mundos lejanos donde sin suministros ni ayuda MURIERON TODOS (sí, sí, de hambre, no hubo guerras ni luchas ni pollas en vinagre, te enseñan los cadáveres podridos y tirados por el suelo y todo). ¿Cómo se os queda el cuerpo?
Así se me quedó a mí.
Luego no es de extrañar que cuando Zod viene a la Tierra con su ejército (una nave llena de kryptonianos en teoría tan poderosos como él pero que luego no hacen nada ni salen de la nave; sólo luchan Zod y la Farala esa, que es la única que sabe usar los poderes con coherencia y lógica), lo primero que haga es el más bochornoso ridículo emitiendo por las televisiones de la tierra un mensaje en vídeo dirigido a Kal-el QUE ESTÁ DEFECTUOSO Y SE VE FATAL.
JAJAJAJAJAJAJA ¡EH TÍOS, QUE SE OS HA RIPEADO MAL EL VÍDEO!, AUNQUE BIEN PENSADO, EN CIERTO FESTIVAL DE CINE IGUAL OS LO PROYECTAN…
Pero la cosa no se queda ahí, los despropósitos y absurdeces siguen y siguen cada vez que nos cuentan algo más sobre Krypton y sus habitantes. La lógica de los superpoderes no es que sea aberrante, es que no existe. A conveniencia del guión los poderes de Superman o de sus antagonistas aparecen y desaparecen (o bien a veces los utilizan y luego no porque se vuelven gilipollas a ratos, no sé) y aunque al principio podamos pensar que juegan con que los kryptonianos necesitan tiempo para adaptarse a la tierra y que sus poderes son irregulares durante ese periodo de adaptación, les falta tiempo para meter la pata hasta el cuello por enésima vez cuando aparece la supertipa maciza malvada y supermaquillada usando la supervelocidad, la superfuerza, el supervuelo y las supertetas todo junto y bien combinado desde el primer segundo en que pone un pie en la Tierra.
En concreto la supervelocidad obviamente se convierte en un problema gordo para los dos cafreguionistas, pero en lugar de eliminarla se “olvidan de ella” cuando les conviene (la muerte del padre, Clark robando ropa a escondidas como un vulgar mendigo y andando medio desnudo tras quemársele la suya en un incendio, y bastantes más) pero en cambio sacan a la superjamona usándola todo el rato (como es LÓGICO) cayendo en la imbecilidad una y otra vez.
Relacionado con esto va el tema de los “talones de aquiles”, los puntos débiles (kryptonita, barreras de plomo, etc) tan socorridos y necesarios cuando se pretende dar emoción a una historia protagonizada por un personaje prácticamente invencible. Olvidaros de la kryptonita ¿vale? (¡aquí no hay kryptonita, no hay gallumbos rojos, no hay nada de nada, esto es una peli seria y trascendente leñe! ¡CHAAAAN! ¡CHAAAAN!). Aquí el tema va de que Superman lleva años en la Tierra y se ha acostumbrado a controlar sus híperdesarrollados sentidos, aumentados junto con su fuerza e invulnerabilidad por el sol amarillo de la tierra. Por EL SOL ¿eh? Bien. Llegan los kryptonianos malos. Llevan trajes de presión con máscaras para respirar porque la atmósfera de la tierra les hace daño. A Superman le pasa al revés, se le joden los pulmones cuando entra en la nave de Zod y respira el aire de su interior. Bien. Bueno, cuando Zod y sus amigotes llegan a la tierra en seguida manifiestan la superfuerza y la invulnerabilidad, por el tema del Sol (en especial la superjamona, que es un primor repartiendo hostias), pero no es hasta cuando se le rompe el casco a Zod que tiene problemas con sus supersentidos que de entrada no puede controlar y resulta que esto es por la atmósfera de la Tierra ¿eing? ¿Atmósfera? ¿En qué quedamos? ¿Sol amarillo o atmósfera?
¡¡¡LO QUE ME SALGA A MÍ DEL CIPOTE!!!
Pero es que además Superman tose sangre en cuanto respira el aire “kryptoniano” pero a Zod, salvo por lo de los sentidos descontrolados, el aire de la Tierra se la suda. Por supuesto, esto que sería el susodicho talón de Aquiles que le daría una ventaja a Superman sobre su oponente, dura diez segundos y no sirve argumentalmente para nada. Es una chorrada más entre tantas, metida porque sí y que no aporta una mierda. Mas aún cuando en un momento dado a la superjamona van y los solados la dejan KO disparándole un simple cohete (curiosamente ya no vuelven a hacerlo más en toda la película, no vayamos a pensar por un casual que Superman en realidad no es más que un chuleta con capa completamente innecesario e inútil).
Encima meten de por medio pistolas y rifles láser que afectan a los Kryptonianos como las balas a los humanos, haciendo totalmente absurdo que luego Zod y Superman se peleen a hostias como dos Neandertales cuando el primero le podría pegar un tiro al otro y quedarse tan pancho.
Después, y esto ya parece recochineo, como no son capaces de sostener una conversación a pelo únicamente dejando a los actores actuar sin artificios ni polladas, se sacan del ojete un “poder nuevo” (ALL NEW!!) mediante el cual los kryptonianos pueden comunicarse mediante visiones y sueños con sus congéneres (¿?¿?¿?¿? bah, paso de intentar analizar esta parida…), lo cual viene al pelo para que cuando Zod le cuenta sus planes de exterminar a la humanidad, Superman tenga una “aterradora” visión en la que se hunde en un océano de esqueletos digitales (para mear y no echar gota sí, pero admito que me alegró la sesión porque para entonces hacia rato que no me reía y ahí me descojoné sonoramente).
“¡¡¡Gryaaaarghhhh me hundooooo en la mieerrrrdaaaa!!!”
“¿pero tú no volabas subnormal?”
Pero El Hombre de Acero es mucho más que una película de superhéroes híper filosófica y con poca luz. Claroooo ¿qué os creíais? ¿que Nolan iba a olvidarse de “arritratá el ehpirituz umano con zensibilidaz i intelijensia?” ¡Ni de coña! El Mongolan de los huevos puede tenernos hora y media seguida sin verle la puta capa a Superman pero si no saca su colección de ciudadanos random pululando por la calle y viviendo sus dramas cosmopolitas se muere de un cólico nefrítico.
LAS AVENTURAS DE PERRY WHITE (o mejor, Perry BLACK) Y SUS AMIGOS
Perry White es el editor jefe del Daily Planet, el principal periódico de Metrópolis y bla bla bla que ya os lo sabéis de sobra.
Lo que no sabíais es que además es el periodista más imbécil del mundo, tan imbécil que cuando su reportera Lois Lane le trae el reportaje respaldado con pruebas sobre la existencia de Superman y su identidad secreta le pega la bronca, la amenaza con despedirla y se niega a publicarlo por temor a la reacción del público ante un hecho tan sorprendente. Lo que básicamente significa que este subnormal tiene miedo al interés desmedido del público y a la que promete ser la mayor venta de periódicos de la historia. Pero eso no importa porque aunque su cerebro no rige y aunque está mas gordo que el capitán Kirk, Perry White es un héroe más importante si cabe (al menos por lo que se ve en la película) que el propio Superman.
“No estoy gordo, estoy fuertecito”
Este hecho queda demostrado cuando, en mitad del holocáustico intercambio de hostias entre Zod y Superman, empiezan a surgir personajes sin nombre de la redacción del Daily Planet que viven todo tipo de percances y aventuras. De pronto nos olvidamos del duelo de pollas Kriptoniano y presenciamos como el orondo editor, con la ayuda del tipo que hace las fotocopias rescata a la única persona que había quedado atrapada entre los escombros de los aparentemente vacíos edificios (o quizás a la única que le importa porque le hace favores sexuales bajo la mesa del despacho): la chica random que hace los cafés. Una hazaña heroica que por supuesto no se olvidan de tatuarnos en el córtex insertando y alternando planos sin piedad del lustroso jeto de Lawrence Fishburne mientras Superman vuela con gesto estreñido entre los edificios (o a través de ellos) para embestir a su feísimo oponente (Michael Shannon, me cago en la puta, qué grima de actor) con el chaaaaan, chaaaaaan de fondo (como si así consiguieran que nos importara después de haber ninguneado a este personaje en todo el resto de película, haciendo que se comporte como un majadero inepto, está claro que nos toman por imbéciles).
Como veis, Perry White es más héroe que Superman. Y además es negro, como Heimdall, Catwoman, Nick Furia Ultimate Kingpin y el Harvey Dent de Tim Burton (ya veréis, lo próximo será poner a Beyoncé de Wonder Woman; a ver si se larga de una vez el puto Obama y ponen a un republicano como está mandado en La Casa Blanca, que para eso se llama así joder).
No es una flipada mía no, el rumor ya circula por ahí…
HAGAMOS CUENTAS…
Decía al principio que gastarse 225 millones en esta bazofia es un verdadero insulto el tercer mundo, que padece hambruna mientras en Hollywood despilfarran fortunas fabricando mierda en cadena.
Sin embargo, después de meditarlo mucho llego a una conclusión bastante encabronante tras considerar los siguientes puntos:
1- Pantallas verdes hasta en las bragas de Amy Adams. No hay NI UN PUTO EXTERIOR CREÍBLE, las escenas en el Polo Norte son de risa parece que estén en las cámaras frigoríficas del Carrefour, no se molestan ni en meter el efecto del aliento congelado de los actores.
Y con este sencillo método puedes rodar hasta en el comedor de tu casa si quieres. Barato, barato….
2- Uso del ordenador para el 90% de todos los efectos especiales, pero uso lamentable, repitiendo filtros y efectos sin ningún escrúpulo (la puesta de sol terrestre y el medio día Kryptoniano, dos planetas con soles de distinto color, que se lo sabe hasta el tato, tienen el mismo puto filtro anaranjado, por poner solo un ejemplo, y la película tiene DOS iluminaciones, naranja y nublado).
3- Flagrante escasez de extras reales (los muñecos que corren al fondo entre el polvo creado e insertados digitalmente se incluyen en el punto anterior). Y de personajes de reparto que deberían contarse por decenas en una historia que incluye dos ejércitos de gran poder de combate enfrentándose a escala mundial, por no hablar de bomberos, sanitarios, ambulancias, policías y demás cuerpos de seguridad que BRILLAN POR SU AUSENCIA de forma aterradoramente absurda.
4- Diseño de producción orientado al abaratamiento total y economía de recursos ergo ni putas ganas de currar. Naves extraterrestres con armas y tecnología “de bolitas metálicas que se mueven solas” y rayos azules en la linea de Skyline, Battleship, Ultimátum a la Tierra, Transformers, y todos los blockbusters de ciencia-ficción de los últimos años, originalidad e innovación cero, para que haya un montón de plantillas y efectos genéricos disponibles que adaptar a la película con el mínimo esfuerzo.
Seguro que hay algún informático gordo y con granos que debió diseñar el código del efecto de las bolitas de plata y el rayo azul, que con cada película que sacan de estas tiene pagadas las prostitutas de los siguentes seis meses en concepto de copyright. Los únicos decorados reales (para los cortos de neuronas, “reales” significa que no desaparezcan o cambien de aspecto al desenchufar algún ordenador de las sala de postproducción) que puedo recordar son dos trozos de cascote hechos de poliestireno para que Lawrence Fishburne queme lorzas levantándolos, el despacho de Perry White y una casucha con la pared rota de Smallville. El vestuario es igualmente demandable, reutilizaciones del atuendo de drag-queen de Jerjes para los miembros del consejo de Krypton, los trajes de Robin Hood de repuesto para Rusell Crowe, que esos ya eran de su talla y neopreno del barato para Zod y el resto de Kryptonianos incluido Superman.
“No son mis látigos lo que temen… es mi poderrr divino…”
5- Argumento igualmente encaminado al abaratamiento total. Superman se pasa casi toda la película no haciendo nada o actuando “de incógnito”, de forma que nunca le vemos, ni evitar la caída de un avión, ni remolcar un barco, ni salvar un puto gato de un árbol, NADA DE NAAAAADA. Sólo hay un momento en que vuela por el campo (un fondo digital más) y un rescate en una plataforma petrolífera donde se le ve arrugar una puerta de aluminio rodeado de fuego (digital también) que oculta totalmente cualquier posible decorado. Duración de la escena: 2 minutos, Tiempo de filmación: 2 minutos y cinco segundos.
Venga, repetidme otra vez que esta mugre ha costado 225 millonacos y yo os diré cuántos de ellos se han ido en polvito blanco y meretrices…
ABAJO, ABAJO Y… ¡DENTRO! (DEL VÁTER)
Mongolan, Gayoler, Peters, Snyder, Satanás, espiritus de Hitler y Rasputín… mi más sinceras felicitaciones. Es cojonudo tíos, cojonudo. Habéis ejecutado la violación anal absoluta y completa del cine de superhéroes, del cine de entretenimiento y del cine en general. Habéis literalmente incinerado una montaña gigantesca de dinero en hacerlo lo peor posible en cada campo del arte cinematográfico. Y para quien le importe, y mira, resulta que es mi caso, habéis convertido a Superman en un tarado que arrasa poblaciones sin pestañear en sus riñas de testosterona, que no hace absolutamente NADA hasta que viene un neonazi del espacio revelando su existencia y haciéndole levantarse del sofá a regañadientes y que deja morir a una persona (repito: SUPERMAN DEJANDO MORIR A UNA PERSONA EN SU PUTA CARA, Y NO A CUALQUIERA, NADA MENOS QUE A SU PADRE ADOPTIVO) por proteger su identidad, cosa que hubiera podido hacer de mil maneras igualmente y salvando a dicha persona. No habéis destrozado el personaje no, lo habéis DESINTEGRADO. Lo habéis reducido a micropartículas fecales, realmente sólo os ha faltado sodomizarlo antes con un condón de kryptonita para lograr la humillación definitiva. Vaya mierda de cineastas y vaya mierda de película.
VAYA. PUTA. MIERDA.
No es una S. Es un truño como un puño.