CRITICAS
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Terminator Salvation (2009)

por en 29 marzo 2023
FICHA TÉCNICA
 
TÍTULO ORIGINAL:

Terminator Salvation

PAÍS:

Estados Unidos / Alemania / Reino Unido

DURACIÓN:

115 minutos

 

Sabía que iba a llegar. Creía conocer a nuestro enemigo. Pero no sé si podremos ganar esta guerra. Las máquinas nos superan en número y todos hemos perdido demasiado.

Pero este no es el futuro del que mi madre me habló. Algo ha cambiado…

Es más subnormal.

Soy John Connor y si estáis leyendo esto sois los lectores de Cinecutre.com. Como sabéis soy el líder de la resistencia humana (por mucho que Michael Ironside se crea el boss) en un futuro donde las máquinas son el enemigo. Pero las cosas no son como deberían ser.

Para empezar, el perpetuo filtro azulado del cielo cubierto por el invierno nuclear, del que mi madre me habló de pequeño (trasmitiéndome lo que le contó mi padre Kyle Reese) no existe, sólo tenemos un puto sol de cojones que nos hace sudar como cerdos. Nuestra vida es una lucha repetitiva e interminable contra los robots de Skynet, que pese a estar alimentados por células de hidrógeno, por fortuna no poseen armas nucleares (si las fabricaran deberían alimentarse con gasolina, que contamina más y no es plan). En mi recuerdo perdura el T-800 adulterado que me salvó la vida y me enseñó a no rendirme jamás. Yo he trasmitido esas enseñanzas a mis hermanos de lucha y por ello intentamos constantemente decir frases cojonudas a la altura de las que soltaba él como “sayonara baby”, “tranqui capullo” o “jódete gilipollas”, pero fracasamos una y otra vez consiguiendo sólo decir paridas de las que nos avergonzamos:


Las estamos pasando putas y eso que Skynet aún no ha inventado la poli-aleación mimética (metal líquido), que cuando pase eso nos vamos a cagar, fijo.

Pero por ahora, aunque jodidamente, aún podemos resistir, ya que Skynet todavía tira de robots humanoides corrientes y molientes. Sin embargo hace unos días nos encontramos con un tipo que resultó ser un cyborg aunque él no lo sabía (o eso decía, que yo no me lo creo). Íbamos a desintegrarlo democráticamente pero resultó que sabía dónde paraba mi padre Kyle Reese, al que había conocido apenas un día antes.

 He dicho que Skynet aún usa robots normales y corrientes pero también ha empezado a experimentar con armas psicológicas, como extrañas cacofonías que intentan hacerme creer que estoy en otra realidad… Que me llamo Bruce Wayne y me disfrazo de murciélago…

Skynet recolecta humanos y los lleva a San Francisco para encerrarlos en unos laboratorios cosméticos reconvertidos en fábrica de terminators, controlados por una interfaz muy puñetera y cabrona. Una vez allí les arrancan el pellejo a los capturados y se lo ponen a la recién estrenada serie T-800. Los muy cabrones consiguieron capturar al ex-gobernador de California para darle su temible aspecto al modelo 1.0.1. (utilizando todo tipo de cremas regeneradoras para rejuvenecer su piel). Por un pelo no lo cuento al enfrentarme a uno de estos (con el par de cojones que me caracteriza), prueba de ello es que durante la lucha me vi obligado a soltar el segundo de los dos tacos permitidos en nuestra mierda de futuro PG-13: ”¡¡¡hazlo hijo de la gran piiiiiiip!!!” (el primero lo dijo el cyborg que no sabía que era cyborg de forma gratuita en uno de esos intentos fallidos de ser dialécticamente guay: “dispara a este hijo de piiiip”).

No fue muy buena idea insultarle, ya que acto seguido me desgració la cara de un zarpazo, y después me atravesó el pecho con una barra de hierro y tuvieron que trasplantarme el corazón del cyborg que no sabía que era cyborg. Pero bueno valió la pena, porque pude encontrar a mi padre Kyle Reese y decirle hola antes de que se volviera a ir a no sé dónde. Creo que se me olvidó decirle alguna cosilla más, aunque no sé qué, y eso me atormenta por las noches…

Afortunadamente no todo es una puta mierda, no estoy solo en este pesadillesco viaje por la estupidez y el dejavú existencial. Alguien me acompaña y me da fuerzas cada día que pasa. Soy John Connor y esta es mi señora:

Hola, soy Katherine Brewster, la sexy-guerrillera embarazada del futuro. No hagáis mucho caso a mi marido, el pobre sufre de estrés laboral y a veces se le va la pinza. Yo le digo que se apunte a clase de Pilates pero no me hace caso. En fin, seguidme y conoceréis el día a día de una pre-mamá en la guerra contra Skynet y su ejercito de terminators.

El mundo del futuro es un lugar lleno de polvo y mugre, y con unas condiciones metereológicas ciertamente molestas para nuestra piel y cabello. Las bombas nucleares (que provocaron un verano bastante caluroso en el que el mercurio llegó a subir hasta unos asfixiantes 10.000º) y la lluvia radioactiva (que no veas cómo te encrespa el pelo) dejaron el paisaje hecho un asquito, prácticamente desértico y lleno de cráteres y ruinas, un terreno bastante poco adecuado para pasear o lucir nuestros vestidos favoritos. Afortunadamente mi marido John Connor y yo, al frente de la resistencia, hicimos planes con suficiente antelación, y es por ello que los seres humanos disponemos de nuestro mega bunker ultra protegido en lugar súper-secreto donde se almacenan varios millones de toneladas de productos cosméticos de primera necesidad, como lacas y fijadores de pelo o geles de baño hidratantes, para que las Chicas de la resistencia podamos combatir a las máquinas sin tener que descuidar nuestro aspecto exterior. Además, nuestros científicos trabajan sin descanso para crear nuevos productos de maquillaje, como la barra de labios efecto húmedo a prueba de manchas o la sombra de ojos dorada ultra resistente :

 La base de maquillaje efecto “mugre tribal” y el dentífrico blanqueador dental “Colgate resplandor nuclear”:

O la fantástica máscara de pestañas de duración permanente que no se corre aunque llores como una magdalena:

Por desgracia nuestras reservas se agotan, y es por ello que luchamos sin descanso para intentar conquistar la fortaleza de Skynet, anteriormente el mayor laboratorio cosmético del mundo, donde se fabricaban los productos de las más prestigiosas marcas como Lóreal, Garnier, Ponds o Vichy.

Actualmente el centro está custodiado por las máquinas, y controlado por una terminal chiflada de Skynet con cara de modelo parisina anoréxica, que pretende rehacer el mundo a su imagen y semejanza (llenarlo de esqueletos andantes básicamente, cosa que por desgracia está consiguiendo):

Se cree guapa y todo la tía…

Aunque también parece conservar algunos de los instintos de la personalidad humana que fue tomada como modelo para programarla, es por ello que también ha diseñado y fabricado un modelo (UNO solo) de cyborg con el físico del ex-gobernador de California en sus años mozos, que se pasea en pelotas aleatoriamente por las instalaciones para uso y disfrute de la pájara esta:

Encima con peinado ochentero, esa zorra no tiene ni pajolera idea de tendencias…

Por suerte para nosotros, la guarra cibernética es bastante estúpida y pasa por alto las normas de seguridad más elementales (como por ejemplo tener un batallón autónomo de sus modelos robóticas custodiando el interior del edificio, o compuertas blindadas interiores que puedan cerrarse automáticamente en caso de intrusión).  Así que mi aguerrido maridito no tuvo ningún problema en colarse dentro (después de tunear una moto terminator con su pendrive multiusos para llegar hasta allí montado en ella) puenteando un par de cables de la puerta principal, rescatar a los prisioneros y volar por los aires el edificio usando como bombas las células de alimentación nucleares de los cyborgs que allí se fabricaban.

Un gran patapúm y una perra esquelética menos en el mundo. Así nos las gastamos en el futuro, ¡y sin dejar de estar guapos y aseados! Bueno, guapos y aseados no, aquí os he dicho una mentirijilla, a mi marido le empalaron el pecho con una barra de hierro y no lo hubiese contado de no ser por un chico guapetón que cedió su corazón para un trasplante. Bueno, no era un chico, era un cyborg pero tenía un estilazo impresionante, parecía un surfista californiano. Él ya no está pero su feeling nos acompaña  en la lucha que aún continúa, este es su testimonio (grabado en HD en nuestros ordenadores de última generación, ligeros, potentes y cómodos de llevar, y 100% resistentes a los pulsos electromagnéticos causados por las explosiones nucleares como la del edificio que destruyó mi marido):

Hola soy Marcus Wright, y me he pasado la vida intentando molar más que nadie, hasta que descubrí que era completamente inútil hacerlo. Al principio me marcaba vaciladas de pacotilla, como darle un beso a una enferma terminal de cáncer y decir luego  “así sabe la muerte”, pero eso no me libró del talego y de que me endiñaran la inyección letal por asesinato. Afortunadamente vendí mi cuerpo a una empresa científica y al cabo de un tiempo volví a la vida gracias a ellos. Lo primero que hice al despertar fue salir en pelotas al exterior en medio de una intensa lluvia, cubierto de barro y mierda y con fuego detrás y ponerme a gritar al cielo con los brazos alzados en plan ‘V de Vendetta’:

Pero seguía sin molar lo suficiente. Me puse a vagabundear tras quitarle la ropa a un fiambre que había por el suelo. Pronto descubrí que el mundo que yo conocía estaba hecho mierda, y que había robots super molones armados hasta los dientes, que eran como unos esqueletos con los ojos rojos y que querían matarme. Entonces me encontré con un chavalín un poco capullo y una niña autista que detectaba robots a distancia:

Cuando la niña pone este jeto es que se acerca un terminator. Lo malo es que como nunca dice ni mu, para estar a salvo has de estar mirándola permanentemente. 

Ellos me explicaron que aquellos robots se llamaban terminators (joder cómo mola…) y cuando pregunté que qué había pasado, el chaval me contestó “el día del juicio final” (y esto mola x 1000). Joder, todo aquello me dejó a cuadros. Había despertado un mundo que molaba más que yo. Incluso el chaval aquel intentaba molar más que yo diciendo frases vacilonas, pero por suerte no le salía demasiado bien y sólo quedaba como un gilipollas. Pronto tuve la ocasión de demostrarle que yo no era ningún pringao. Para empezar hice uso de una de las técnicas más conocidas para vacilarle a la peña:

 Hablar de espaldas a la gente. Es como disparar de espaldas pero sin tanto peligro. Si encima te sale una frase molona quedas como el puto amo.

Después de encontrarnos con un grupo de fans de ‘Mad Max III’ que también iban de guays diciendo cosas como “se acerca la estación oscura”, fuimos atacados por un robot gigante tope chanante de cuyas patas surgían unas motos terminators a las que el chavalín capullo llamaba “motos terminators” (pfff eso ya no mola, es como una redundancia o algo). Tras mucho perseguirnos, el súper robot capturó al chaval y a la niña, no antes de que yo pudiera marcarme una vacilada tope peligrosa al saltar de una nave que explotaba. a la nave del robot enemigo. usando un hacha como piolet (¡toma ya!).

No intentéis hacer esto en casa, seguramente quemaréis vuestra casa…Y vuestras piernas. A mí eso no me pasa porque molo más que vosotros.

Pero al final con tanto hacer el cabra me caí y me pegué el cebollazo padre. Poco después me encontré con una pivita medio china a la que salvé de que tres panolis la violaran. Ella me llevó hasta su base pero por el camino pisé una mina magnética que me dejó hecho mierda. Cuando me llevaron al quirófano de la base se descubrió una cosa que te cagas, que supuso un enorme shock para mí:

¡¡¡Dioooooooooos, soy un robooooot!!!! Aunque bueno, después de caerme desde tropecientos metros de altura a un suelo pedregoso, y soportar varios impactos y explosiones que hubieran matado o fracturado la mitad del esqueleto a cualquier ser humano, ALGO SOSPECHABA YO…

Entonces entró un tipejo chulo y sucio intentando molar más que yo (lo cual en ese momento era imposible). Me empezó a decir que era un hijo de puta y que estábamos peleados desde antes de nacer, como si fuéramos gitanos o algo. Luego me contó no sé qué cojones de que yo había matado a su madre y a su padre, y que su padre se llamaba Kyle Reese. Ahí vi que este pibe era un poco tonto porque Kyle Reese era el chavalín aquel que se había llevado el robot. Yo se lo expliqué y me puso cara rancia. Un rato después me entra la chinita y me ayuda a salir de allí, y todo cristo se pone a dispararme y a llamarme hijo de puta. Al final me pilla por banda el memo chuloplaya ese que tenía una fijación con el chavalín, y llegamos a un acuerdo, porque yo quiero saber quién me ha convertido en un robot molón para pedirle que se me explique, y él quiere ir al mismo sitio que yo a buscar al chavalín.

Total, que voy para allá y me encuentro con un edificio tope de molón por fuera, pero que por dentro tiene como un apestoso laboratorio de esos de cremas y potingues que se ponen las tías, pero con unas pantallas táctiles llenas de botoncitos que yo no sé cómo cojones utilizan los robots (ni para qué). También hay unos monitores holográficos o algo donde me sale el jeto de una tipa escuálida que me cuenta una milonga de que todo ha sido una trampa, y me habla de que llevan la tira intentando cargarse a John Connor (el chulo sucio), como si esto fuera la secuela número tropecientos de un saga de pelis o algo así. Total, que me harto y la lío parda destrozando el mobiliario. Entonces me meto por una puerta y me encuentro una especie de fábrica, donde el chulo sucio está peleando contra el robot más molón de todos, que le está dando la del pulpo.

Mola tanto que su aura molona hace que no se funda aunque lo entierren en el propio metal fundido con el que lo han fabricado.

Ahí veo que no tengo nada que hacer, que nunca molaré tanto como ese robot, así que como yo soy así de guay, ayudo al chulo sucio y me cargo al robot, y para molar más que nadie cedo mi corazón para que se lo trasplanten al pobre chulo sucio que está hecho puré. Porque al final comprendí que nunca podrás molar si sólo imitas a lo que más mola. Tienes que intentar molar a la gente por ti mismo.

Aunque a veces la cagues, como McG.

Y recordad amigos, la salvación es gratis:

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