Future War
Estados Unidos
90 minutos
¿Donde está el techo de las películas mierderas? ¿Existe el filme cutre definitivo? ¿Es posible encontrar algo peor que lo último que he visto? Preguntas y más preguntas se agolpan en la cabeza de los redactores de Cinecutre.com cada vez que tocamos techo (o subsuelo, según se mire); cada vez que una cinta nos descubre una nueva dimensión de mediocridad y pestilencia en celuloide.
¿Es “Future War” la peor película de acción jamás concebida por la humanidad? Difícil respuesta, pero sí os puedo decir que convierte a “Alone in the dark“, “Drácula 3000” o “Equipo de ataque” en “Alien”, “Nosferatu” y “Depredador”, respectivamente.
FUTURE WAR, EL BODRIO VENIDO DEL FUTURO, COMO LA LEJÍA
Como buen bodrio que combina acción y ciencia ficción, la cinta empieza con el inevitable texto introductorio, faltaría más, ¡pero cuidado! No nos introduce en la película sino todo lo contrario, nos saca de ella a empujones que directamente nos explica el argumento, por si acaso no lo pillamos. El texto, redactado por un simio con síndrome de Down, reza algo así como que una raza de cyborgs venidos del futuro ponen en órbita una nave espacial alrededor de la Tierra. Desde la nave se dedican a hacer abducciones para criar humanos como esclavos y para ello se han traído un puñado de dinosaurios amaestrados (?¿). Ahora un esclavo ha huido a nuestro planeta…
“¿Oye tío cómo hemos terminado así?” “Desde que Steven Spielberg nos rechazó para su peli que no levantamos cabeza” “Oye, mi primo tiene una productora independiente llamada The Asylum, tal vez sea nuestra oportunidad de hacer cine en mayúsculas y no churros como éste”
¿Viajes en el tiempo? ¿Naves espaciales? ¿Dinosaurios amaestrados? ¿Cyborgs venidos del futuro? Este texto es algo así como el decálogo sagrado del friki pajillero, concebido para hacerle orgasmar instantáneamente. Si no metieron ninjas, fue porque, con las prisas por sacar adelante esta bazofia, simplemente se les olvidó. En algún lugar de USA hay todavía un ejecutivo borracho que se sigue dando golpes contra una pared, convencido de que el fracaso del filme se debió a este pequeño olvido de última hora.
Sólo 5 minutos de esta cosa dan para cuatro o cinco artículos dedicados a esta infame película, por lo que es necesario hacer una intensa criba y pasar por alto infinidad de detalles, como por ejemplo, que nadie se haya dado cuenta de que en órbita alrededor de la Tierra existe una nave cargada de cyborgs, humanos esclavos y dinosaurios amaestrados. Si me entretuviera en explicar y mofarme de cosas como esta, la crítica no acabaría y tendrían que continuarla los hijos de mis nietos, y no es plan de dejarles semejante herencia. Así que vamos con “lo gordo”.
Ah vale, ya lo entiendo, nadie se ha percatado de la existencia de la nave porque la han confundido con un aspirador de mano
Antes de explicar el desarrollo de la trama, os presento a los protagonistas. Como personaje principal tenemos a todo un estrellado de acción, Daniel Bernhardt, conocido como “el Van Damme suizo” (no confundir con el Van Damme castizo), un campeón de kick boxing que llegó a aparecer en “Matrix Reloaded” y en “Matrix Revolutions”, cuya fama de actor mugriento se la debe a las secuelas bastardas de “Contacto Sangriento” y a “The Cutter”, la última película protagonizada por Chuck Norris, donde interpretó al villano. Aquí se mete en la piel de un fugitivo intergaláctico, a quien el viaje espacial debió provocarle más atrofia cerebral de la que ya padecía. Comprobémoslo:
Nada mejor que un personaje que no puede hablar ni comunicarse para que Daniel saque a relucir todo su talento interpretativo. Pero no temáis, en dos escenas ya habrá reaprendido y charlará con total soltura.
Como compañera de aventuras tenemos a la hermana Anne, una exprostituta yonki reconvertida a novicia y a punto de realizar los votos sagrados. Aunque, en un giro inesperado de la historia, decide no realizar dichos votos porque se ha enamorado del fugitivo del espacio. No me extraña que fuera a meterse a monja, ya que la película parece patrocinada por Pepe Chiringo o alguna otra cadena de comida rápida y grasienta. Y es que casi todos los secundarios son poco menos que focas malayas a las que debieron pagar el salario en hamburguesas (en dinero no, obviamente). Y claro, al ver al atlético Bernhardt, el coño de Anne se metió a palmero.
“No es que no quiera hacer un trío, pero me da yuyu montármelo con alguien que utiliza una mayor talla de sujetador que yo.”
Luego tenemos a los “terribles” cyborgs del futuro, auténticas máquinas de matar que representan el ideal de raza perfecta que defendía Hitler: son bajitos, pasados de quilos, algunos tienen bigote, son medio calvos o incluso tienen más ojeras que el cadáver de Amy Winehouse. De hecho, más que cyborgs parecen frikis entraditos en años y disfrazados de cualquier mierda, sacados directamente de la convención de ciencia ficción más cercana.
Estilizados bigotes, salvajes melenas e imponentes papadas definen a esta raza superior de cyborgs del futuro.
CAJAS POR DOQUIER
Y luego tenemos a las cajas, secundario imprescindible del filme. Sí amigos, cajas de cartón que se amontonan por doquier a lo largo de la película. Sea el lugar que sea. ¿Por qué están ahí? ¿Por qué todos los decorados de interior, o la mayor parte, lo forman cajas de cartón? ¿Acaso el director o alguien del equipo estaba en plena mudanza? Manejo la teoría de que esta película fue financiada por el lobby de fabricantes de cajas y ésta es una lamentable muestra de “product placement”. Pero esta hipótesis no me acaba de convencer.
“¡Dios mío, esta pétrea pared de cajas de cartón me cierra el paso!”
Me parece más plausible que, en la realidad donde discurre “Future War”, las cajas son entes sagrados, como las vacas en la India, y se las tiene que respetar. Si alguien ve una caja de cartón en medio de la calle no la debe tocar, ya que si está ahí, es por su voluntad. Hay que dejar que la naturaleza siga su curso y coloque las cajas donde ella crea necesario.
Aunque esta teoría no se sostiene en cuanto uno ve el siguiente vídeo, donde varias cajas son mancilladas e incluso una de ellas es utilizada como…
… ¡¡¡¡arma arrojadiza!!!!
No quiero poner en duda los conocimientos de combate de Daniel Bernhardt, pero utilizar una caja vacía como arma no me parece precisamente la mejor opción, a menos que tu enemigo sea un anciano de 90 años en silla de ruedas, y ni con esas.
Al final uno llega a la conclusión de que “Future War” no es exactamente una película, sino una profunda y elaborada tesis sobre la importancia de la caja como elemento imprescindible en la vida moderna. Y es que la invención de la caja se trata de un avance casi tan destacado como el descubrimiento de la rueda. Así, el filme nos hace ser conscientes de la versatilidad infinita de un objeto que puede ser utilizado de mil maneras: para construir un pasillo, una fortaleza, como proyectil, como parapeto, como escondite, como elemento decorativo, como amortiguador de caídas y golpes en una pelea, o incluso para disimular un plató, tapar el cableado y esconder al equipo técnico a ojos de la cámara. Te acabas olvidando de que, por cierto, también sirven para guardar cosas. Tras ver esta película, no volveréis a tirar ninguna caja de cartón a la basura y las amontonaréis a centenares, cual anciano con síndrome de Diógenes, conscientes del incalculable valor que atesoran.
Sin embargo, nosotros pensamos que las cajas de “Future War” están vacías y puede no sea así. Tal vez las cajas de la película se usan para empaquetar resfriados y se puedan emplear como arma bacteriológica. O no hay que ser tan rebuscado, a lo mejor las cajas empaquetan el aire para alguna misión espacial.
Es en momentos como éste cuando uno desea que editen esta película en Bluray, a una resolución de 20.000 megapíxeles, para poder leer lo que pone en ese albarán y acabar de una vez con este misterio
O siendo reduccionistas del todo, tal vez sea simplemente la NADA empaquetada, fácil de limpiar, y sin costes adicionales, ya que no hay que sacarla a pasear cada día ni cambiarle la arena; con la NADA todo son ventajas. Me imagino los infocomerciales, con felices familias compartiendo su NADA o haciéndole mimos a la NADA. E incluso te regalan un libro sobre como sacarle el máximo provecho a tu NADA.
INCOMPETENCIA SAÚRICA
Vuelvo a la película que ya me he perdido. Hemos hablado del kickboxer, de la monja, de los cyborgs, de las cajas… nos quedan los dinosaurios. Los cyborgs son tan chulos que en lugar de amaestrar perros, deciden amaestrar dinosaurios para capturar a los humanos. Pero claro, no es fácil educar reptiles gigantes y el durísimo adiestramiento ha provocado en estos animales graves secuelas físicas y mentales. Hasta el punto de dejarles prácticamente inútiles, ya que son tan amenazantes como un preescolar armado con una piruleta. Y no son de látex, como cabría esperar, sino que directamente están fabricados con mierda de perro. Sí sí, mierda de perro. Mirad:
El zurullosaurio se alza amenazador y se postula como el depredador más temible del jurásico
Decir que estos dinosaurios están animados con el culo es hacerles un favor, ya que ello presupone que están animados de alguna manera. Veréis, estos dinosaurios no se desplazan, más bien alguien los arrastra o empuja fuera de plano (de ahí que casi en ningún momento se vea a los reptiles de cuerpo entero), y llega un momento en que uno ya no sabe si está viendo una película o un navideño spot publicitario de esos donde los niños mueven los juguetes con la mano, mientras hacen gruñidos con la boca y sonríen a sus padres. Su rango de movilidad es digno de Rex, el dinosaurio de juguete de “Toy Story”, y su agilidad está a la altura de la del Steven Seagal de los últimos tiempos.
En otra de sus muchas utilidades, las cajas también pueden servir para esconder dinosaurios (¿soy el único que ha pensado en esto?)
Gracias a este filme, se comprende por qué la policía usa perros en lugar de dinosaurios. Y hablando de policías, ellos constituyen en “Future War” la carnaza de los dinosaurios y, a pesar de todos sus esfuerzos y pesquisas, son incapaces de localizar a un grupo de tiranosaurios de más de dos metros en un par de manzanas a la redonda. Aunque claro, viendo de lo que son capaces estos inútiles reptiles, seguramente el comisario los descartó como amenaza y asignó la operación al primer guardia de tráfico que pasaba por allí.
“A ver estos post-it indican los lugares donde ha habido ataques… ¿Alguna idea?” “Señor, creo que claramente forman una línea recta” “¡Oficial, usted a callar que aquí los inspectores somos nosotros!”
Y si los policías son la carnaza de los dinosaurios, estos últimos son la carnaza del protagonista. El argumento sigue un mismo patrón que se repite constantemente: Daniel Bernhardt y la monja se hallan en un escenario aleatorio (exterior o interior), y de repente aparece un dinosaurio porque sí. Y entonces asistimos a una muerte francamente vergonzosa de tan magníficos saurios, ya sea de un puñetazo, de una cuchillada o porque les atizan fuerte con un palo. Es entonces cuando uno se pregunta si realmente fue un meteorito lo que acabó con los dinosaurios y no su propia incompetencia…
Joder con los dinosaurios, “no me extraña que os extinguierais” [Dennis Nedry sic].
Según afirman los paleontólogos, la gran mayoría de dinosaurios tenían el cerebro del tamaño de una nuez. Viendo “Future War” se puede afirmar que esto es una burda y sucia mentira, realmente el tamaño de su cerebro era el de un hueso de aceituna, y no hace falta ser neurólogo para constatarlo; basta con un leve vistazo a su comportamiento.
Tras su breve pero intenso papel en Super Mario Bros (1993), Yoshi encauzó su carrera cinematográfica con más películas a la altura de aquella
La coherencia tampoco es el punto fuerte de la película. Por poner un ejemplo, en un momento dado, Bernhardt y la monja andan por una ciudad, luego tienen una conversación “muy profunda” cuando viajan de polizones en un tren (¿por qué de polizones? pues ni idea) y luego en el siguiente plano están en la misma puñetera ciudad. Y de repente y sin motivo, aparece la policía, los arresta y en lugar de llevarlos a comisaría se los llevan a un almacén (lleno de cajas, por supuesto) donde un dinosaurio se ha dado un atracón con el equipo SWAT.
“Ayudar en una mudanza siempre es un marrón, pero esta se lleva la palma…”
Y como buena película de acción de videoclub que se precie, tiene que terminar con una violentísima y estruendosa explosión que dinamite el lugar donde se ocultan los cyborgs del futuro y sus dinosaurios. Y aquí la tenéis, con toda su bendita gloria:
Agotado el presupuesto para explosivos, el resolutivo director decidió tomarse una lata de fabada y tirarse un cuesco delante de un mechero
Puede parecer una explosión de auténtica puta pena, pero no se puede negar que guarda coherencia con el resto de la trama. Y es que si un palo era suficiente para matar a un dinosaurio, tiene sentido que un petardo de feria acabe con la alcantarilla guarida de los malos.
Y ya está. Bueno, ¿y qué pasa con el resto de humanos? ¿y la nave que orbita? ¿y los otros cyborgs? ¿y las cajas? ¿qué será de las cajas? ¿estarán por fin a salvo? Preguntas que se perderán como lágrimas en la lluvia o, mejor dicho, heces por el desagüe.
En los créditos finales hay espacio para los dos héroes que se dedicaron a preparar las miles y miles de cajas que pueblan el metraje.
EN RESUMEN
Una película a recuperar por toda la comunidad cutre-cinéfila, con sus monjas exdrogadictas, un musculitos de tercera regional, cyborgs orondos y bigotudos y, por supuesto, sus dinosaurios, los cuales constatan que su extinción fue una acertada decisión de la siempre sabia madre naturaleza. Creo que la mejor reflexión sobre esta película la llevó a cabo Crow T. Robot, uno de los robots del programa televisivo Mystery Science Theater 3000 (donde esta película fue pormenorizadamente analizada), quien refiriéndose al título de la película dijo: “Sabéis, juraría que eso no es el futuro, ni hay una guerra…”.
Y para rematar, he de deciros que esta película podría haber sido mucho peor, ya que el montaje inicial incluía 40 eternos minutos de diálogos. Los productores se cagaron en los pantalones ante tamaña castaña y fue entonces cuando decidieron meter más dinosaurios…
Truncada su carrera en el cine, existe la teoría de que el director Anthony Doublin acabó montando una próspera empresa de mudanzas.