CRITICAS
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Prometheus (2012)

por en 28 abril 2020
FICHA TÉCNICA
 
TÍTULO ORIGINAL:

Prometheus

PAÍS:

Estados Unidos

DURACIÓN:

124 minutos

 

Un duro desafío, toca razonar porque Prometheus es una pequeña caquita insípida que no llega a la altura de los zapatos de Alien. Y sin embargo es una película visualmente acojonante, imagino que en el futuro la veremos en los televisores de el Corte Inglés a todas horas. Pero no sólo de efectos especiales vive el hombre, Sancho amigo. Y no pretendiendo pontificar, aquí va mi modesta opinión.

Pasemos a presentar a los protagonistas de la historia:

Peter Weyland. Un tipo millonetis e increíblemente viejo. La razón por la que usan un actor jovencito con seis toneladas de maquillaje encima en vez de un actor mayorcete es un enigma. El caso es que tiene tanta pasta que monta una mega expedición espacial para averiguar la razón última del origen de la vida humana, el universo y todo lo demás. El motivo es que hay unas pinturas cavernícolas que representan un señor apuntando con el dedo hacia unos circulitos, que lo mismo pueden ser estrellas que melocotones. Cuando empieza la aventura ya está muerto y cuando acaba también.

Elizabeth Shaw. Arqueóloga que descubre pinturas de cavernícolas contando melocotones junto a su novio. El hecho de que haya otras representaciones de gente señalando ciruelas con el dedo en diversas culturas hace deducir que los creadores de la raza humana son alienígenas que tienen un chalet adosado por cierta galaxia en el quinto pepino. Cuando es interrogada entre grandes risas el motivo de esta deducción, responde que es porque le da la santa gana. Tiene una capacidad de recuperación post operatoria realmente asombrosa y saltarina.

Charles Holloway. Otro arqueólogo y noviete de Elizabeth. Hace poca cosa más que pasarle una infección venérea a su novia con forma de pulpo y solicitar que hagan con el barbacoa como si fuera un San Lorenzo cualquiera.

David. Un androide de lo más curioso. Cuando se aburre juega al baloncesto montado en un monociclo, ve películas coloniales británicas, estudia idiomas y hace de voyeur de sueños ajenos. Como buen androide es un mandado y sabe ser la mar de sarcástico, aunque algo incapaz de decidir si ser un capullo integral o majete. Siente empatía y emociones, y cuando una chica le cae bien hace lo posible para meterle un pulpo en la barriga. Al final se va de cabeza con la prota.

Meredith Vickers. Es hija de Weyland y la teórica mandamás de una expedición que tiene más gente al mando que generales el ejército revolucionario mexicano. Una auténtica zorrona, fría, celosa, calculadora y déspota. Merece la pena oírla decir “¡Padre!” en una escena con tanta expresividad, que expresa enfáticamente nada en absoluto. El desenlace de la aventura la deja un poco planchada.

Janek. Capitán de la nave Prometheus, otro que manda y que no manda una mierda. Tiene un acordeón del cantante folk Stephen Stills y desafina como una gallina clueca mientras recita aquello de: ”Si no puedes estar con quien amas, échale un quiqui a la primera zorrona que pase”. Al final decide ser el gran héroe del folletín.

Ingenieros. Raza galáctica que ha creado la vida humana en la Tierra o algo así. Luego deciden acabar con la vida en la Tierra por algún oscuro motivo. Para hacerlo han creado unas viboritas y unos jarrones con una plasta negra que se ordenan solos. Son muy altos, muy depilados, paliduchos, y genéticamente iguales a los humanos aunque parecen en realidad un híbrido feucho entre un espárrago navarrico y Chauchenegger.

Otra característica inusual es que al parecer sus neuronas destilan goma 2 y que tienen cierta tendencia a montar experimentos biológicos que inevitablemente se comen a su autor. A pesar de su altísima tecnología, les falta por inventar los sensores de movimiento en las puertas metálicas.

Tripulación variada del PrometheusCarne de cañón cual si fueran porteadores negros de una película de Tarzán. Tan poquito desarrollados que nos importará un pimiento lo que les vaya pasando. Estiran la pata de distintas formas, a la brasa, sodomizados por boas, indigestión de salsa de chipirón, incrustados en naves alienígenas, a rijostios vulgares o se suicidan alegremente porque el capitán de la nave interestelar contratado por un multimillonario “no sabe una mierda de pilotar”.

Dan lugar a situaciones tan divertidas como que los mismos supuestos arqueólogos sin mayor razón sufren un histérico ataque de pavor al encontrar una momia fallecida hace sopotocientos mil años y se largan a toda prisa. Sin embargo, abandonados a pasar la noche al relente espacial, los mismos cenutrios al encontrar una serpiente alienígena parece que están dando de comer a su gato con sonrisas y parrandeo.

Toma sardinita, Micifuz.

Los monstruosAparecen de distintas formas. Envasados como si fueran fabada La Asturiana, en forma de gusanito, víbora, boa constrictor, pulpito, pulpote e incluso hacia el final alguno ya parece primo del bicho de “Alien el 8º pasajero”.

La prota a pesar de la insistencia pulperil, no quiere estirar la pata.

Continuemos con una sinopsis leve:

Un alienígena está a la orillita de una catarata, se toma algo que no debe ser Activia desnatado, y el caso es que se hincha y revienta, cayendo al fondo de la catarata. Esto nos indica que el autor nos quiere contar algo. ¿El qué? Pues ni zorra idea.

Una arqueóloga encuentran la ya referida imagen de los cavernícolas señalando un campo de melones. Sin más la arqueóloga sabe que aquello tienen 35.000 años de antigüedad y que nos indican que vayamos de paseo interestelar.

Damos un salto y tras unas escenas oníricas y de un androide malabarista, nos enteramos que la expedición interestelar ha llegado a destino tras dos años y pico de viaje. Se despierta la tripulación de la animación suspendida, y maravilla, resulta que nadie se conoce entre si y que no tienen ni la más pajolera idea de a qué han ido.

¿Les reclutarían en la taberna del puerto espacial un cuarto de hora antes de salir?

Pues nada, toca explicar al personal la misión y lo del campo de melones y que eso quiere decir que los hacedores de la humanidad son unos señores que viven en ese planeta. Ante la incredulidad y el choteo de la tripulación, la prota explica que cree en eso porque es lo que quiere creer.

Entran en la órbita del planeta y se dan de narices sin más con el templo – nave alienígena. ¡Eso es tener puntería! Salen de paseo y se pasan toda las normas de cuidado ante una posible contaminación externa por el forro de los cataplines, se quitan el casco, empiezan a toquitearlo todo, cada cual se va por su lado, etc. Y así seguirá la cosa hasta el final.

Que me lo ejpliquen, es je ejtoy pajmao.

Las caras de pasmo aumentan hasta el infinito según pasan cosas y nadie tiene entiende un pimiento de lo que nos van contando. ¿El androide asesino de repente se vuelve la Madre Teresa de Calcuta? ¿Si la expedición alienígena quiere exterminar la humanidad por qué carajo todos nuestros antepasados nos indican que hay que ir a visitarles? ¿Si la expedición alienígena tuvo un accidente con sus armas de exterminio masivo en ese planetucho, cómo cojones se enteraron dónde pasó los terrícolas primitivos? ¿El tan inteligente, evolucionado y musculoso alienígena no tiene formas más sibilinas de domeñar y/o timar a los terrícolas que descorcharles las cabezas como si fueran botellas de Freixenet? ¿Si te quieren eliminar como si fueras una cucaracha, a qué narices quieres ir a su planeta de visita para charlar con ellos? ¿Cómo cojones se convierte una viborita en un cuarto de hora en un pulpo del tamaño de medio acorazado? ¿Dónde va todo ese rollo religioso, científico y/o filosófico?

Todavía mejor es la preñez de la Dra. Shaw. Sabe que tiene un pulpo en su interior, y se va corriendo a meterse a una unidad robótica quirúrgica para que le extirpe el monstruoso feto vía cesárea. Primero la máquina va y le dice: “Lo siento sólo estoy programada para operar entes con cataplines”. No importa, vamos con cirugía abdominal, con dos cojones. El parato le saja la barriga de lado a lado, extrae al pulpo y le pone unas grapitas. Y la doctora, ni corta ni perezosa se va a correr tan fresca la maratón.

¿Comorlllll?

Sin querer reventarla más a los que quieran verla, o dar demasiados detalles a quienes por su paz mental quieran ignorarla, baste decir que, como decía al principio, la virguería que construye Ridley Scott es acojonante en la forma, pero esta cosa es como el famoso chiste del gallego que va por las escaleras, imposible saber si baja o sube. Cada acción, cada elemento de la trama que se suma, o bien carece de toda lógica o bien es una chorrada con patas. Y la verdad el final de preparaos para la secuela, produce nulas ganas de saber qué le va a pasar a la prota y ¼ que se salvan de la degollina. Y por eso a mi humilde parecer, este peli es una caquita, eso sí adornada de cojones.

Posdata: Visitando un ciento de páginas, uno ve los innumerables intentos de racionalizar todo el rollo patatero que Ridley Scott suelta. Y sí, hay formas de explicar con artículos de varias páginas lo que visto en pantalla parece una pura chorrada. Pero las explicaciones todavía estropean mas el asunto, al final va a resultar que es la Enciclopedia Británica de la ciencia ficción en 3d. Al parecer se olvidan que muchas veces lo sencillo es lo más inteligente, y por sencillo no digo un guión donde los actores corran como gallinas descabezadas durante todo el metraje. Un conferencia magistral sobre el bosón de Higgs en Harvard será lo mas sesudo del universo, pero para el común de los mortales de inteligencia media, no pasa de ser un gran tocho. Con las pajas mentales de Prometheus es muchísimo peor.

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