CRITICAS
1203 visionados 0 comentarios

Requiem por un Sueño (2000)

por en 23 julio 2020
FICHA TÉCNICA
 
TÍTULO ORIGINAL:

Requiem for a Dream

PAÍS:

Estados Unidos

DURACIÓN:

110 minutos

 

Buenas noches niños y niñas, amantes del miedo y adictos a los terrores nocturnos, bienvenidos a una nueva edición de ‘Creepshow’, con vuestro fiel servidor y guía en este viaje al corazón del horror. A la sesión de hoy la he bautizado con el poético a la par que absurdo título de  “Réquiem por un sueño”, y está compuesta de una escalofriante selección de historias de esas que tanto adoráis, donde personajes de moral despreocupada encuentran su castigo de forma deliciosamente terrorífica a manos de sus propios demonios del vicio. Empezamos con mi favorita, una divertida fábula a la que he titulado…

LA PÚSTULA

Harry (Jared Leto) y Tyrone (Marlon Wayans) eran dos amigos a los que les gustaban demasiado las sustancias prohibidas:

Para financiar su feo vicio, Harry le robaba cada día el televisor a su mami, adicta terminal a un horrendo concurso, y lo vendía al trapero que a su vez se lo revendía a la madre de nuevo, lucrándose más y más gracias a este infernal círculo vicioso. Harry además tenía una guapa novia tan drogadicta como él, llamada Marion (Jennifer Connelly) que dibujaba garabatos porque se creía diseñadora de ropa fashion.

Un día, Harry y Tyrone decidieron subir de categoría en el negocio de las drogas, e hicieron tratos con un camello sordomudo para empezar a vender papelinas para él. Pronto amasaron una gran suma de dinero con la que pagarse ingentes cantidades de droga. Marion estaba  radiante de felicidad con tanto dinero y coca que esnifar…

Pero entonces empezaron los problemas. Tyrone, movido por la codicia quiso ascender de categoría en la organización del camello sordomudo. En una reunión a bordo de la limusina del camello sucedió la tragedia. Un demonio en forma de misterioso atacante de raza blanca, se coló en el vehículo repleto de negros armados hasta los dientes y los masacró a todos a tiros en pocos segundos, gracias a sus poderes infernales. Tyrone consiguió huir horripilado y cubierto de sangre, pero sólo para caer en las fauces de otro infierno peor…

Harry tuvo que gastar casi todo el dinero acumulado en la fianza de su amigo, con lo que no podían pagarse ya las drogas que tanto necesitaban. Aquellos de vosotros que visteis el episodio titulado ‘Planet Terror’ conocéis ya los devastadores efectos que tiene para un yonki el no administrarse regularmente su dosis. Harry no tardó en sentir el horror en sus propias carnes…

Enloquecido por la muerte en vida que le devoraba lenta pero inexorablemente, a Harry se le ocurrió la estúpida idea de ir a Florida a comprar más droga, pues pensaba que allí hacían la semana fantástica de los estupefacientes. Él y su aterrorizado compañero emprendieron el viaje, sin saber que se dirigían directos al infierno. La pústula de Harry se extendía y su brazo hedía con el olor de la carne muerta. Por sus venas corría la putrefacción y la podredumbre…

Horripilados los dos amigos buscaron un hospital. Pero Tyrone se hallaba en libertad bajo fianza y al salir del estado de Nueva York había quebrantado la ley. La férrea mano de la justicia había caído sobre él de forma definitiva. La cárcel, que como sabéis es el infierno de los varones random de raza negra en Estados Unido, le esperaba como una amante con los brazos abiertos, que no iba a dejarle marchar nunca más…

¿Y Harry? Aaaaah a Harry su destino estaba a punto de alcanzarle. En manos de los siervos de Satán iba a saborear su propio tormento particular. La corrupción iba a ser eliminada de su cuerpo de forma definitiva….

Ya lo sabéis amiguitos, Si empezáis a drogaros, aseguraos de poder seguir haciéndolo. Cortar vuestro consumo repentinamente podría hacer que os tuvieran que cortar también… otras cosas.. HEHEHEHEHEHEHEH….

Nuestra siguiente Historia nos cuenta lo que les pasa a las niñas malas que se creen que pueden satisfacer sus vicios fácilmente a cambio de ofrecer su flor a cualquier degenerado, sin pagar un alto precio por ello. Es un jugoso cuento al que llamo…

Marion (la novia de Harry ¿recordáis?) sufría en sus carnes la punzada de la drogodependencia. Su novio se había ido y no tenía pinta de volver muy pronto (jur jur, ya sabéis por dónde voy, chicos…), y ella necesitaba drogarse desesperadamente…

La salvación (o eso creía ella) estaba al alcance de su mano. Tras la muerte del camello sordomudo, Harry y Tyrone habían estado buscando nuevos proveedores sin éxito antes de irse a Florida. Uno de ellos era un negro feo adicto al sexo que no vendía la droga, sólo la daba “a cambio de un chochito”… y Marion tenia uno de esos ¿no? ¡Claro que sí! ¡estaba salvada! Marion marcó temblorosa el número de teléfono y poco después estaba en casa del negro lascivo, sin saber que aquello era la antesala del infierno.

Después de saciar los apetitos de su nuevo camello particular, éste la recompensó con su dosis química de placer y además hizo una tentadora propuesta a nuestra amiga: asistir a una fiesta “entre amigos” el próximo Domingo, por la que obtendría más polvos de la felicidad. Marion aceptó complaciente, el Diablo se frotó las manos…

Al domingo siguiente, Marion asistió a la “fiesta”, una satánica orgía en la que el castigo a su conducta inmoral cayó sobre ella con la avidez de mil bocas babeantes…

¡Qué niña más traviesa! Pero estoy seguro de que a partir de ahora todas las noches tendrá una duda terrible: ¿se esnifará los polvos blancos o se los pondrá en el ojete para calmar el escozor? Heheheheheh….

Bueno pequeñuelos, creo que aún tenemos tiempo para otra historia, veamos… Para cerrar la noche seremos testigos del descenso a los infiernos de la señora Goldfarb. Una entrañable anciana que ya era un títere de las drogas…. mucho antes de tomarlas. Es la historia titulada…

La señora Sara Goldfarb (Ellen Burstyn), a cuyo desvergonzado hijo Harry hemos conocido en nuestra primera historia, era una pobre vieja con dos únicos consuelos en su vida, la ingesta compulsiva de carbohidratos y la televisión. Sara estaba totalmente enganchada a un absurdo y subnormal concurso televisivo donde personas seleccionadas telefónicamente al azar son sacadas al plató mientras el público del programa grita a coro “la fuerza de fulanito, la fuerza de fulanito” (sí, era un poco raro el “concurso”). Un día el mayor sueño de Sara se hizo realidad:

Algo raro tenía aquel doctor, que sin preguntarle nada y pesándola en la báscula como único examen preliminar, le recetó hincharse a pastillas de colores de composición desconocida. Una por la mañana, otra por la tarde, otra por la noche… y las ganas de comer desaparecerían, y con ellas los kilos de más. Demasiado sencillo, algo ominoso y siniestro se ocultaba tras tanta facilidad… pero era un médico al fin y al cabo ¿no?  Sabía lo que hacía…

Sara siguió tomando las pastillas, tres por la mañana, tres por la tarde, tres por la noche… la nevera no dejaba de gruñir… intentaba abalanzarse sobre ella. Pero su meta estaba cerca ya, no iba a dejar que un estúpido electrodoméstico lo estropeara todo. Pronto llegaría el aviso para que fuera a los estudios de televisión, y tenía que estar delgada para entonces. ¿Por qué no llegaba el aviso? Ella envió los formularios tal y como le habían indicado, pero los días pasaban y la nevera gruñía y se tambaleaba, y las pastillas no se acababan, cinco por la mañana, seis por la tarde, siete por la noche… El concurso seguía emitiéndose, invadiendo su realidad a través de la pantalla de la televisión, el presentador y los cámaras danzaban por su salón de estar y el público bailaba la conga de Jalisco a su alrededor… De pronto una pregunta se formó en su desquiciada mente ¿Y si los formularios que envió habían sido extraviados por correos?

Salió de su casa bañada en sudor y meados por el pánico. Apestaba a suciedad de varias semanas pero no le importó. Tenía que asegurarse. Tomó el metro para dirigirse a los estudios de televisión. Allí imploró a una recepcionista que le miraba con cara de perplejidad, que le dijera cuándo tenía que asistir al programa. Pero nadie le escuchaba, nadie le respondía…

Los agentes de seguridad la condujeron sin escuchar sus gemidos y aullidos de pura esquizofrenia, a un hospital, donde recibió un tratamiento…especial.

El infierno, por supuesto, no había hecho más que empezar. Sara iba a conocer el precio de su debilidad en manos de aquellos carceleros de bata blanca. Después de otro absurdo “reconocimiento”, fue conducida al despacho del médico jefe, donde iba a dar comienzo su tratamiento “definitivo”…

¿Qué tal niños? ¿Cómo se os ha quedado el cuerpo después de esta dosis de rayos catódicos? Sin duda la señora Goldfarb no volverá a sufrir interferencias en su receptor nunca más …Heheheheheh… 

Y esta ha sido la ración de pesadillas de hoy, mis pequeños fanáticos del terror; instructiva ¿verdad? Hoy hemos visto a cuatro pecadores sucumbir a sus vicios y ser condenados a una eternidad de exquisitos tormentos por los siervos de Satanás que, disfrazados de mortales, viven entre nosotros para castigar a los que tiran su vida por el desagüe. Hemos visto cómo al yonki que se inyectaba veneno en las venas le cortaban el brazo ya putrefacto, cómo la zorra que ofrecía sexo por drogas acababa siendo sometida a prácticas sexuales degradantes por toda la eternidad, cómo el negrata que flirteaba con el narcotráfico acababa en la cárcel y, por último, cómo la adicta a la televisión terminaba “conectada” a las ondas eléctricas en alta definición…

Espero que esto os haya servido como amena lección de lo malas que son las drogas… pero que no se diga que pretendo inculcaros rancias moralinas sin más. Como buen fan del Arcipreste de Hita, os he mostrado el pecado y las nefastas consecuencias de caer en él, pero si aún así no os asusta el castigo y de todas formas queréis probarlo… he aquí un truquito que nuestros cuatro amigos no supieron descubrir, y que os proporcionará un as en la manga en vuestra partida de poker contra Satán.

El truco es el siguiente: Los demonios avisan siempre de su llegada. Sólo hay que saber ver las señales o, mejor dicho, OÍRLAS. En vuestra vida cotidiana, si de repente os dais cuenta de que oís una pegadiza y pomposa música de cuarteto de cuerda que suena A TODAS HORAS hasta taladraros el cerebro, ya estéis robándole la tele a vuestra madre o paseando por la calle, o echando una carta al correo, o haciendo cochinadas con vuestra pareja, o huyendo de la policía, o sacándoos un moco, es indicio de que los servidores de Lucifer han puesto su mirada sobre vosotros. Nuestros cuatro amigos, ¡ay! no supieron verlo, y mira que era evidente:

 

Para ellos ya es tarde pero vosotros estáis avisados. En vuestra mano está cambiar vuestro destino. Buenas noches y felices y horripilantes sueños niños y niñas, hasta la próxima…

Comentarios

¿Te gustó? ¡Puedes apoyar a CINECUTRE con Patreon!

Become a patron at Patreon!

Comparte esto:
Nota del Crítico
Crítica


¡Sé el primero en comentar!
 
Deje una respuesta »

 

Dejar una respuesta