LA CUTRECON 13 SE DESPEDIRÁ CON LA “DRACUTÓN”: Una maratón de películas chungas sobre Drácula
Como es tradición, el festival CutreCon despedirá su decimotercera edición con una intensa maratón final de 4 películas dedicadas al Conde Drácula, con títulos llegados de España, India y Estados Unidos. Se celebrará el domingo 4 de febrero a partir de las 16:15 horas en el cine mk2 Palacio De Hielo de Madrid e incluirá los filmes “Killer Barbys Contra Drácula” (2002), una chifladura de Jess Franco en su etapa más desvergonzada; “Dracula 2012” (2013), un descenso cuesta abajo y sin frenos a los infiernos del CGI más chungo y abismal; “Vampire Assassin” (2005), un plagio de mercadillo dominguero de la saga “Blade”; y “Dracula” (1999), un ejemplo del cine más calamitoso e inepto de la India, rodado en un cementerio de cartón de embalaje con decenas de actores bigotudos que no saben qué hacer ni a dónde mirar.
Atención a la chifladura de trama. Cansado de constantes humillaciones, el gobierno de Transilvania decide llevar el ataúd del auténtico Conde Drácula -con él dentro- al Tivoli Park de Benalmádena, para demostrar que el vampiro que trabaja allí es un farsante. Como nadie podía anticipar, Drácula se escapa de su ataúd y serán los miembros de la banda de punk rock Killer Barbys, con Silvia Superstar a la cabeza, los únicos que podrán detenerle.
El legendario director español Jess Franco se regodea en la desfachatez con «Killer Barbys Contra Drácula». Rodada con desgana y sin apenas planificación, la cinta es un remedo de interminables actuaciones musicales, alternadas con escenas repletas de diálogos improvisados, algunos hilarantes y otros ultrajantes. Menos mal que por ahí se pasea el empresario Kike Sarasola -sí, el de los hoteles Roommate- disfrazado miserablemente de Drácula y haciendo toda clase de bochornosos aspavientos, para salvarnos del aburrimiento y elevar la película a cotas épicas de desconcierto y disparate.
La proyección contará con la presencia de la artista Silvia Superstar, que participará en un coloquio previo.
Prepárate para descender cuesta abajo y sin frenos a los infiernos del CGI más chungo y abismal en «Dracula 2012», adaptación india del relato de Bram Stoker, con algunos de los peores efectos digitales que jamás se hayan programado en una calculadora Casio estropeada. Y para añadir guasa al asunto, tenemos a un director perdido en su propia película, a quien la coherencia le resbala, ya que constantemente transgrede las normas de la trama, con un vampiro que tan pronto huye de la luz sol, como inmediatamente después se transforma en murciélago a la luz del día, por citar un único ejemplo. Pura inconsistencia narrativa al servicio del despiporre y del estupor.
La película se proyectará en un montaje internacional proporcionado por Trash-O-Rama Distribución.
El cineasta Ron Hall protagoniza, escribe, dirige y se mola mucho a sí mismo en esta versión de mercadillo dominguero de “Blade”. Un vehículo para su lucimiento personal, donde el ego desmedido, el kung fu de pacotilla y vampiros de carnaval se entrecruzan en un filme casero rodado a oscuras en el sótano y el patio trasero de un chalet, con una trama que avanza y retrocede sin sentido.
Al descalabro se unen distintos actores en decadencia, como Gerald Okamura en su primer papel dramático -demostrando por qué nunca le dan más de una frase-, o el legendario Rudy Ray Moore, intérprete de Dolemite, que pasaba por allí y aprovecharon para grabarle un par de frases sentado en una silla.
El cine más calamitoso e inepto rodado en la India vuelve a CutreCon por la puerta grande con «Dracula», película que data de 1999 pero, por culpa de su factura amateur, parece de los años 70. Rodada en un cementerio de cartón de embalaje con decenas de actores bigotudos que no saben qué hacer ni a dónde mirar, la cinta es una sucesión de escenas desenfocadas que saltan de una a otra sin solución de continuidad, e inevitablemente recuerda a anteriores éxitos del festival como “Son Of Dracula” (1999).
